2.8.07

EL CONTENIDO DE LA BOTELLA


Azpeitia 2ª de feria. Tarde nublada con casi llenos los graderios.

MEDIO LLENA. Extraordinario el encierro de Ana Romero, con toros nobles y manejables que sirvieron para que los diestros Antonio Ferrera y Alejandro Talavante, con dos orejas cada uno del 4º y 6º toro, salieran por la puerta grande del coso azpeitiarra.
Les acompaño en la salida el mayoral de la ganadería en reconocimiento a la calidad del encierro y a la vuelta al ruedo con que se premio al astado que cerró plaza.
Ferrera encandiló al respetable en la colocación de banderillas y toreo con ganas a sus dos toros, fallando a espadas en el 1º de la tarde pero acertando en el segundo de su lote, lo que le valió las dos orejas comentadas.
Matías Tejela no tuvo su tarde. El primero derrotó estrepitosamente en tablas en su salida de chiqueros, saliendo aturdido y tambaleante y lesionado de una mano, y no sirvió para la faena de muleta pues apenas pudo mantenerse en pie. Tampoco el 5º de la tarde estuvo colaborador. Le costaba arrancar y era justo de fuerzas. Puso voluntad el diestro, mató decorosamente pero su labor fue silenciada ante la nula transmisión del astado.
Talavante, como se esperaba, se metió la plaza en el bolsillo. Su primer toro, al que toreó con inteligencia, dándole los reposos necesarios y sin obligarle para nada, no fue el del éxito, pues la estocada, pelín atravesada necesito de dos descabellos. Su segundo, el de la vuelta al ruedo si permitió ver al mejor Talavante. Metido en faena desde el principio, recetándole unos derechazos de mano baja, unos naturales encima del toro y una soberbia estocada que le permitieron arrancar las dos orejas de su oponente.

MEDIO VACIA. La corrida, muy cómoda de cabeza, vino con exceso de kilos lo que dificultó su movilidad y no dejo ver los santacolomas en su estado ideal. Los toros fueron flojos en general y sosotes en su comportamiento. Una vara para cada uno de ellos fue más que suficiente y al 6º, el de la vuelta al ruedo, no llego ni a vara, se conformaron con señalarla.
Ferrera, con sus alocadas carreras y sus inevitables saltos cuando toma el olivo, sabe que tiene una oreja concedida de antemano si entierra el acero. Esta vez fueron dos, por una faena no tan acelerada como acostumbra y la colaboración de un excelente y nobleton cuarto toro.
Talavante vertical y encimista, pesado con tanto paseo para dar aire al toro, con buen temple cuando los engancha y para de contar. Esta forma de torear es emotiva cuando hay poder enfrente, de lo contrario la considero aburridísima. Pero en fin, para gustos se hicieron los colores.
La Presidencia, mal. Una segunda oreja a Ferrera totalmente excesiva y una vuelta al ruedo al 6º de la tarde, cuando el más potable del encierro, tampoco para echar cohetes, fue el corrido en cuarto lugar.

Adivinanza, ¿Cuánto liquido contenía la botella?